El Camino de Dios Hacia la Liberación

David Wilkerson (1931-2011)

El cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte”(2 Corintios 1:10). ¡Qué declaración tan increíble! Pablo está diciendo: El Espíritu me libró de una situación desesperada. Él me está librando incluso ahora mismo. Él continuará librándome en todas mis aflicciones”.

Recibir el Espíritu Santo no se evidencia por alguna manifestación emocional. Yo creo que hay manifestaciones del Espíritu, pero de lo que estoy hablando aquí es de recibir el Espíritu a través de un conocimiento cada vez mayor. Recibirlo significa tener una luz cada vez mayor sobre su poder liberador, su carga, su provisión.

Repito las palabras de Pedro: Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3). Según Pedro, el poder divino del Espíritu no viene como una manifestación; viene primero “mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó”.

Además, el Espíritu Santo no se recibe completamente hasta que él está completamente a cargo. Tenemos que entregarnos totalmente a su cuidado.

Permíteme dar un ejemplo final para ilustrar esto. En Génesis 19, encontramos a Lot y a su familia en una terrible crisis. El juicio estaba a punto de caer sobre su ciudad, Sodoma, y ​​por eso Dios había enviado a sus ángeles para librarlos. Lot abrió su puerta a estos mensajeros del Señor, y ellos entraron en la casa. Ellos tenían el poder del cielo para liberar a toda la familia, pero al final, los ángeles tuvieron que imponer su voluntad a Lot y a su familia, arrastrándolos fuera de Sodoma. El mensaje de los ángeles fue claro: Si quieres que Dios tenga el control, entonces tienes que entregar las riendas. Si buscas que él te libere, tienes que dejar de lado tus planes y estar dispuesto a seguir a su manera".

El plan de Dios desde el principio fue liberar a la familia de Lot en el proceso de huida. Él iba a alimentarlos, vestirlos y cuidarlos. Pero, como todos sabemos, la esposa de Lot miró hacia atrás y murió. En resumen, el Espíritu Santo no usa su poder para liberar a los que dudan. La incredulidad aborta su obra. Tenemos que estar dispuestos a permitirle que él haga cambios en nuestras vidas, si esa es la forma elegida por Dios para librarnos.