EL AMOR DEL PADRE

David Wilkerson

El Nuevo Testamento tiene mucho que decir sobre el castigo [corrección educativa]: “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (Hebreos 12:5-7).

Jesús mismo declaró: “Yo reprendo y castigo [corrijo] a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” (Apocalipsis 3:19).

Pablo escribió: “Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” (1 Corintios 11:32).

El Antiguo Testamento, también, habla de castigo: “No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere” (Proverbios 3:11-12).

Lo que estás pasando como un hijo de Dios no es un accidente o una calamidad aislada. Cada dificultad, cada prueba de fuego está bajo Su cuidadoso escrutinio y hay un propósito para todo. Es “para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad” (Hebreos 12:10).

La disciplina puede parecer dolorosa, como si alguna cosa extraña nos estuviera pasando. No produce gozo, pero después que pasa produce el “fruto apacible de justicia”. Sin embargo, sólo aquellos que quieren aprender y están dispuestos a ser entrenados por ella obtendrán sus frutos.

Satanás te hablará como lo hizo con Job: “¡Los justos no sufren! Si Dios te oye, si Él te salvó, si Él te amó y si sus promesas son verdaderas, debes ser rescatado inmediatamente. Su sufrimiento no debe ser tan prolongado. ¿Dónde está tu Dios? ¿Es esto lo que ganas con tu fe?”

¡Amado, que tu fe no naufrague! ¡Satanás es un mentiroso! Estás sufriendo porque Dios te ama, porque Él tiene cuidado de ti! Pediste al Señor que te haga más como Él y sólo Él sabe lo que se necesita. Él sabe lo que está a punto de destruirte y sabe exactamente cuándo hacer una vía de escape. Él no va a actuar hasta que sea Su tiempo.

¡No desmayes! Dios tiene todo bajo control, incluido aquel dolor, esa enfermedad persistente. ¡Es posible que no llegues hasta el final si Él lo quita ahora mismo! Como Pablo, tienes una espina que mantiene el orgullo lejos.