EL CAMPO DE BATALLA FINAL

David Wilkerson

“Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).

Escucha con tu espíritu estas palabras: Satanás sabe que le queda poco tiempo, porque ha "descendido" a la Tierra. ¡Este planeta es el campo de batalla final! Él ha preparado sus fuerzas y su estrategia ya está en marcha.

¡Todo el infierno es una gran red satánica de operaciones!
Amado, el principal objetivo de Satanás son los escogidos de Dios. No es la nación apartada y apóstata de Israel, tampoco lo es una iglesia tibia y satisfecha en sí misma, sino más bien, ¡la novia sin mancha de Cristo! Un pueblo escogido, santo, compuesto por judíos y gentiles comprados por sangre, ¡la verdadera Iglesia!

Satanás va a engañar de tal forma a los impíos, que éstos no se arrepentirán aún ante el juicio más severo de Dios. "Espíritus de demonios, que hacen señales...para reunirlos a la batalla...del Dios Todopoderoso" (Apocalipsis 16:14). Ellos no se volverán al Señor, ni siquiera si infierno los mirara a los ojos. ¡Sólo un pueblo completamente engañado podría blasfemar contra Dios bajo un sol abrasador que consume!

El punto principal de mi mensaje es este: Mientras todo el cielo y todo el infierno están en alerta, y en todo el ámbito espiritual los preparativos para la hora final están furiosos, ¡millones de cristianos están profundamente dormidos! Esta perezosa y soñolienta falta de interés espiritual de los últimos días tiene que ser el origen del desconcierto, ¡tanto de los ángeles como de los demonios!

Los discípulos se quedaron dormidos mientras el Señor agonizaba en el huerto y eso ha cambiado mucho hoy. Estos seguidores no estaban preparados. Ellos durmieron, luego abandonaron al Señor y huyeron.

Juan el Bautista fue delante de Jesús "para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (Lucas 1:17). El apóstol Juan vio la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, consistente en un pueblo: "dispuesta[o] como una esposa ataviada para su marido" (Apocalipsis 21:2). Amados, la Palabra es sumamente clara: ¡Debemos estar preparados!